No hacía falta que Griff afirmara algo implausible para que mi madre se indignara. Recuerdo una declaración intrascendente antes de un viaje a los Lagos que la dejó igual de alterada. —En fin, ahora Griff necesita «un café en condiciones» todas las mañanas —dijo—. Primera noticia que tengo. »Total, que nos hizo deambular bajo la lluvia porque es incapaz de empezar el día sin un “café en condiciones”. Por fin encontramos un Starbucks, pero por lo visto no es café en condiciones, y yo no paraba de pensar: el autobús sale en cinco minutos, por favor, por favor, date prisa. Al final encuentra otra cafetería y pide uno con leche. Un vaso de café con leche caliente tamaño pinta. Y yo que ya veo el autobús, y veo a todo el grupo haciendo fila para subir.
Mis fantasmas
Gwendoline Riley
,
Ce Santiago
(translator)