No es mi intención vanalizar el horror y la desgracia. Aunque cuando ciertos sucesos ocurren de forma tan seguida y coincidente en el tiempo, quizás es inevitable que la razón -o lo que se esconde debajo y que tiene mucho miedo- busque comprender encontrando la explicación de los casos de violencia súbita y gratuita fuera de nosotros mismos. Quizás si además se es supersticioso, no es además extraño que se encuentren patrones, usos, que seguramente tienen más que ver con los "implantes religioso-culturales" que con la verdad, entiendase ésta como se quiera. ¿Porque qué lleva a un padre a decapitar a su bebé, al vecino de al lado a llamar a tu puerta y degollarte, o a un tipo cualquiera a entrar en una Iglesia y liarse a cuchilladas? Lo mismo ayer en Bilbao. Lo terrible no es que se vanalice acusando a un desequilibrio psíquico enquistado en las grandes urbes o que se hable del fin del mundo o de la falta de rumbo y moral y otras cosas tales, si no que se acuse a la locura y se archive el problema discriminando a los enfermos y condenando a las víctimas a la inanidad.