un planteamiento muy interesante, que aúna la trama de habitación cerrada con otros recursos de la novela criminal que no menciono porque tienen relación con la solución del crimen. La autora combina estos tópicos con su habilidad habitual, salvo que en esa novela, aunque las pistas estén ahí, y el lector puede ir suponiendo lo que está pasando, la solución, sobre todo en lo que respecta al móvil, parece obtenida por telepatía. Hay un trabajo de investigación que necesariamente Poirot ha tenido que realizar que se nos oculta, no se muy bien por qué, y que produce una impresión de apresuramiento al final ¿Plazos de entrega? Quizás un par de capítulos más hubieran resuelto esta cuestión... esa sensación de que más que un trabajo de deducción nuestro detective belga ha tenido una revelación.
Es esta realmente una extravagancia, una folly literario como el templete del título lo es a la arquitectura.
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