
He disfrutado mucho con la lectura de estas cartas. No sólo están excelentemente construidas y redactadas¡ con una escritura maravillosa, es que además son interesantes, evocadoras, divertidas con su punto de ternura, críticas, amables, inteligentes... Aporta ideas sobre la necesidad de preservar nuestras tradiciones, las historias orales y los usos de estas zonas de España ya que estaban sufriendo entonces un claro abandono. Recoge el gusto puramente romántico por el paisaje dramático, la fascinación por lo macabro y las supersticiones, materia literaria que sabe desde luego explotar, no hay que decirlo. Y todo arropado en una religiosidad teatral y sin embargo natural sin contradicciones, en absoluto avasalladora.
Bécquer escribió estas cartas en el invierno y principio de la primavera de 1864 desde el Monasterio de Veruela, al que acudió con su hermano Valeriano en busca de un lugar seco y frio que le permitiera reposar y mejorar de la tuberculosis que finalmente le llevó a la muerte. Comprometió con su periódico, el conservador moderado El Contemporáneo, el estregar esta serie de cartas que fueron publicadas a lo largo de ese año.
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Entrada al monasterio de Veruela por la Alameda de la Cruz, de Valeriano Domínguez Bécquer |
El contenido de cada una de las cartas es el siguiente:
Carta primera, cuenta el viaje desde Madrid al Monasterio de Veruela.
Carta segunda, Bécquer rememora su vida en Madrid.
Carta tercera, reflexiona sobre la vida y la muerte.
Carta Cuarta, describe tradiciones de Tarazona.
Carta Quinta, describe las mujeres de Añón.
Carta Sexta, cuenta el linchamiento de una bruja de la zona
Carta Séptima, cuenta la leyenda de la construcción maravillosa del Castillo de Trasmoz
Carta Octava, cuenta el origen de la brujería en Trasmoz
Carta Novena, narra el milagro que dió origen a la fundación del Monasterio de Veruela.