Sabemos como se llama el asesino de masas de Aurora, en las cercanías de Denver. De sus víctimas conocemos el número, pero no hay ninguna lista en los diarios de hoy que recoja sus nombres. Algunos se citan en los noticiarios. Atizan el morbo y el horror que nos mantiene pegados a la pantalla y nos hace pensar que pudimos ser nosotros. Sin embargo, después de un tiempo sólo sus familias y vecinos los recordaran. De momento son doce. Hay muchos heridos, algunos de ellos muy graves. El tirador solitario que los ha matado, disparándoles como a juguetes en una barraca de feria, ese sí ha ganado su lugar en el pabellón macabro de la fama. Y ha sobrevivido igual que el criminal de Noruega. Quizás podamos averiguar qué es lo que ocurre en la cabeza de estas personas antes de pasar de la idea a la acción, qué es lo que les motiva a planear minuciosamente y ejecutar la matanza....
De momento y de nuevo ya están culpando a la violencia en el cine, confundiendo los síntomas con la causa de la enfermedad.
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