El genial artificio argumental del especial de Sherlock, La novia abominable, basado en el palacio mental de Holmes y en su abuso de sustancias (pelín facilón ésto último para los que nos consideramos auténticos fans del Holmes canónico) y el metaficción, me gustó y me pareció una inteligente tarjeta de presentación para la cuarta temporada, tarde ésta en llegar lo que tarde. Creo que al fin tendremos entonces una auténtica versión revisitada de la Casa deshabitada ("El ataúd vacío" fue otra trampa referencial limitada al título) y, quizás, la oportunidad de conocer al sucedáneo del Coronel Moran, tan acertada espero como la del despreciable chantajista Charles Augustus Milverton.
Les echábamos de menos.
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