My rating: 4 of 5 stars
En este tomo, Yana Toboso inicia arco argumental con nuevo y atractivo villano incluido, además de la reaparición de Grell, lo que siempre es de celebrar, -más otro Shinigami quien se une al plantel ya conocido como ¡forense!- Lo que no es tan nuevo es el utilizar la magia y lo sectario como máscara a la perversión de la ciencia. En esta ocasión todo gira en torno a la sangre. En una época de guerras y pre-guerras, tuberculosis y graves anemias, no es de extrañar; sin embargo hubiera sido fácil componer una historia vampírica más, pero Yana ha hecho sus deberes tras estos años mimando a sus personajes y a su cabecera. Me gusta que los grupos sanguíneos se hayan ocultado bajo el nombre de una estrella protectora. No es algo que se diga, pero es fácil llegar a esa conclusión. Desconcierta la recuperación de personajes del, para mí, su arco más aburrido, el del colegio Weston, y el haber convertido a los ex-prefectos en una "Boy Band" resulta grotesco, pero también le da un punto gamberro muy propio del manga.
En fin, hemos dejado a la querida Lizzie en una situación delicada. No queda más que esperar al siguiente tomo.
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