My rating: 4 of 5 stars
Es esta la primera novela de la serie del Comandante Servaz que leo. Al parecer, en comparación con otras de la serie, algunos lectores/as en quien confío mucho les pareció algo floja. Como a mí me ha gustado, estoy impaciente con empezar con los anteriores de la serie.
Servaz viene a representar la antítesis del marichulo y la demostración de que se puede crear un personaje alfa, que no sea un completo imbécil y sin que el personaje resulte inverosímil. Instintivo, inteligente, pertinaz y perseverante - que no es lo mismo- el comandante (degradado a capitán) se reencuentra con su primer caso de homicidio. La línea temporal de la narración es cronológicamente respetuosa con lo que se describe. Gracias, sr. Minier por ahorrarme los tan de moda saltos en el tiempo. Un hallazgo divertido que enfatiza la cronología en el pasado es que los capítulos de la primera parte vienen titulados a modo de crónica biográfica o evocación de los folletines por entregas de antaño. La verdad es que el salto desde el 88-97 al 2010 es tremendo, el cambio en lo que se puede o no se puede hacer ahora en relación a los 90 es extraordinario. Y es algo a lo que creo que el autor desea dar relevancia; aunque los avances no son todos buenos, pues el abuso de las redes nos lleva al aborregamiento y la emergencia de las IAs probablemente a la total idiotez.
En cuando a la trama en sí, es interesante, con su punto de morbo, y algunos altibajos. Y aunque sí es cierto que si aplicamos el principio de la navaja de Ockham no hay mucho misterio sobre el culpable, creo que lo que nos atrapa es saber cómo Minier conseguirá que al final todo case, cosa que consigue, a pesar del final apoteósico y quizás innecesario.
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