A excepción del final, que a mí me ha resultado apresurado y más bien decepcionante, es ésta una muy buena historia de terror; y por eso mismo esperaba un final algo más trabajado. La narración es ágil, los personajes están bien dibujados y los tiempos, salvo el final, bien calculados. El desasosiego y la atmosfera agobiante no nos dejan en ningún momento.
La soberbia, el narcisismo de un puro psicópata, y la lujuria que llevan a la blasfemia y a la desesperación, constituyeron la esencia de ser del sr. Belasco en vida, y fueron durante demasiado años el alimento de la casa que construyó como jaula para ratones.
El autor plantea un enfrentamiento imposible entre fe y ciencia representadas en los distintos personajes, también ellos víctimas de esa misma soberbia. La novela está llena de imágenes muy potentes y escandalosas sin duda. Es evidente que Richard Matheson abrió camino a otros autores/as de terror, que han disfrutado de más libertad después.
Mencionar que la película de 1973 protagonizada por Roddy Mcdowall resulta más redonda e igual de valiente. No obstante, creo que ésta una lectura obligatoria para los amantes del género.
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