
My rating: 4 of 5 stars
Aunque me constó un poco entrar en la historia por la particular y directa forma de contar de Riley, la verdad es que justamente este estilo ingenioso-lacónico, preciso y de una mordacidad quirúrgica consiguió atraparme. ¿Y cómo no, por otra parte? Una historia tan particular que sin embargo puede hacerse extensiva a cualquiera de nosotros, y a nuestras escarpadas relaciones con madres, padres y hermanos/as.
Riley se centra en el retrato de la madre, pero la descripción de esa madre y sus carencias al final son también las de la narradora. Y como he dicho, no resulta difícil identificarse con su frustración y con su pereza.
Sin embargo, confieso que me han resulta extraordinariamente interesantes los pocos capítulos dedicados al padre. Creo que es más gráfico y perfecto retrato del marichulo básico que he leído, y sin necesidad de florituras o discursos. El ejemplar solo necesita la prosa firma y despiadada de Riley para comprenderle y odiarle. Para la narradora, la madre le inspira ternura pese a enorme incordio que le supone. Esa mujer es el producto de todas las promesas con que se educa a las niñas y nunca nada podrá llenar sus expectativas. Estoy deacuerdo con las manifestaciones en Babelia de Blanca Lacasa; Pretty woman, de la que se van cumplir 35 años, es una pura película de terror.
Era algo que se le había quedado de algún programa de televisión o de una película, ¿no? Y había decidido que debía de ser suyo. O mejor, había decidido que era suyo. La comunidad indulgente. La celebridad local. Incluso me parecía haber visto esa película, en mi habitación, un domingo por la tarde en la BBC2.