En la orilla, un cementerio de latas de Coca-cola. Óxido pimienta. No es como pasear sobre hierba seca, sino como pisotear la arena afilada de una playa jóven. Túmulo de latón, cien mil púas de erizo, opacas de tan sucias de orín y polvo. Una torre de basura al fin. Y digo:
Rompen las olas- Óxido de barro y pimienta entre las latas.
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