En una palabra: dolorosa, caótica, ¿efectiva? y sospechochamente divertida. Aunque hoy no me puedo reir. Agujetas en el abdomen. Estoy segura de que este señor era un filantropo, pero ayer mientras asistia a mi primera sesión aprecié en el método cierta tendencia al sadismo quizás no reconocida. Cuando consiga erguirme sobre la pelota desde la posición de rana sin caerme de morros... No lo creeré.
Dicen que el truco es no dejarse dominar por la pelota, adaptandose a ella. Be one with the Ball, my friend, o así. (¿Continuará?)
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