Homenaje a Ryszard Kapuscinski.
En su mágnifico libro de crónicas sobre Africa
"Pero llegaba el momento en que un elefante viejo y cansado ya no podia levantar la trompa y para saciar su sed tenía que adentrarse en el alago cada vez más. Y también cada vez más, sus àtas se hundiían en el légamo. El lo succionaba, lo atraía a sus insondables profundidades. Él, durante un tiempo, se defendía agitándose, intentando liberar las patas de la tenaza del légamo para poder regresar a la orilla, pero su propia masa resultaba demasiado grande y la fuerza del fondo era tan paralizante que el animal, finalmente, perdía el equilibrio, se caía y desaparecía bajo las aguas para siempre.
-Y es ahí -concluyó el dr.Pater-, en el fondo de nuestros lagos, donde se encuentran los eternos cementarios de los elefantes.
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