Las más viles acciones, cual yerbas venenosas, florecen bien en el aire de la cárcel; sólo lo que en el hombre hay de bueno se agosta y marchita allí; la pálida angustia guarda la pesada puerta y el carcelero es la desesperación Pues matan de hambre al chiquillo asustado hasta que llora de noche y de día, y azotan al débil y flagelan al tonto, y se mofan del viejo y canoso, y algunos enloquecen, y todos se vuelven peores, y nadie puede decir ni una palabra. Cada estrecha celda en que habitamos es una infecta y oscura letrina y el fétido aliento de la muerte viviente asfixia nuestras enrejadas mirillas y todo, salvo la lujuria, es triturado hasta hacerlo polvo en esa máquina de la humanidad. El agua salobre que bebemos brota con un limo nauseabundo, está lleno de cal y yeso, y el sueño no quiere acostarse, sino que que camina con ojos desorbitados y va dando las horas a gritos.La Balada de la cárcel de Reading, Oscar Wilde Poesía Hiperion, versión de Jesús Munárriz (pag. 107-111)
miércoles, marzo 21, 2012
Día Mundial de la Poesía.
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