My rating: 4 of 5 stars
Si he tardado algo más de lo normal en leer esta novela no ha sido por su calidad -al contrario-, si no porque conociendo el final de la historia, me costaba enfrentarme a él tras la empatía que la autora ya había sabido crear en mí por el verdadero Ricardo III y la dulce Anne Neville. Admito que no era difícil, pues trabajaba en terrero abonado. Ni siquiera Shakespeare, al servicio de la propaganda Tudor, se pudo resistir a la grandeza del personaje y creó uno de los villanos más complejos y atractivos de la Literatura. Y Sandra Worth con su prosa delicada y su destreza en el manejo del ritmo narrativo nos descubre al verdadero personaje histórico mientras intenta explicar con más o menos fortuna algunas de las incomprensibles decisiones que llevaron al trono al usurpador Richmond. Siempre me había preguntado porque el primer hijo de Enrique Tudor e Isabel de York se llamó Arturo. Ahora tengo una explicación triste y hermosa.
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