Veza tenía varios de esos autores predilectos, todos le eran igualmente queridos y su aprecio hacia ellos crecía con el paso de los años, quizá porque no se venía a añadir nada verdaderamente nuevo. Cuando hablaba de novelas siempre se refería a personajes. Estaba habitada por ellos como si se tratara de amigos íntimos, que con los años se volvían más importantes.
"Fiesta bajo las bombas", Elías Canetti
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