He salido a comprar al supermercado. Primera salida en Quart que no tenga que ver con el trabajo. desde la debacle en Mercadona del pasado viernes 13. A pesar de la desolación de la ausencia y el frío, de camino me he encontrado con más gente de la que esperaba. Mucha cola para realizar la compra. Todos respetando la distancia de seguridad. Casi nadie habla, pero pasa una señora empujando un carrito que nos saluda muy amable y nos informa que irá a la otra puerta, porque puede que tenga que esperar menos. Es una mujer menuda, llena de energía, bonita sonrisa. Nos rebasa con rapidez. Contestamos pocos al saludo. Me apena. Aunque creo que hay más resignación que enfado. La mala educación es endémica y previa al confinamiento. En los balcones, algunos niños han colgado dibujos. Hay arcoiris y flores. Al regresar, la avenida es un desierto. Sin embargo, la herboristería está abierta. Bien. Podré encargar mi el aceite de hisopo. Me ayuda a dormir, además de otras cosas.
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