My rating: 3 of 5 stars
Llegando al final de la lectura, no sabía muy bien si me estaba enfadando con la autora por estirar el chicle de una historia que en en principio parecía previsible. Y hablo de enfado porque en algún momento pensé que Bengstdotter no estaba jugando limpio. Pero en realidad, creo que estaba siendo injusta. Hay ambición en este libro, y honestidad, aunque el resultado no ha sido quizás el esperado. De hecho, la desaparición de Annabelle que trascurre en el presente casi resulta lo menos interesante. Y eso que se intenta que empaticemos con ella incluyendo la narración de la noche fatídica desde su punto de vista en contraste con lo que la investigación va descubriendo (lo que no es mala idea, pero resulta repetitivo). Aún así, digo, las historias del pasado, la de la protagonista, Charlie Lager, y la otra que se nos impone sin aviso ni motivo aparente me resultan más amenas. Obviamente, deducía que debían tener su razón de ser en la novela, que formarían parte de un puzzle que acabaría por encajar. Si no, era difícil de entender por qué dos buenas tramas que podrían haber funcionado muy bien de forma independiente se desperdiciaban así. Acabada la novela, he llegado a comprender que la intención de la autora era plantear una especie de cuestión de vida, ¿qué prima más en nuestro devenir personal, el azar o el libre albedrío? Y lo ocurrido a la joven Annabelle es la excusa para ejemplificar su opinión de la escritora. La pena, a mi entender, es que no acaba de cuajar, porque no se atreve del todo a mojarse en la cuestión, se dispersa y nos deja un poco descuadrados
View all my reviews