Me gustaria compartir con vosotros esta génial viñeta de Ernesto Rodera que ví ayer en ADN. Tomando el café, ojeando la prensa, haciéndome el ánimo para entrar al curro y me encuentro con esta inteligente, irónica, triste, verdadera reflexión.
Ya mucho antes de la tan cacareada crisis actual, tan impactante, tan aprovechada, tan costosa para el contribuyente, ese que cotiza por nómina sin escaqueo posible, comenzaron los despidos y las recolocaciones (¡y menos mal!), la exigencia de adaptabilidad al empleado, la persecución del absentismo y el fin de los contratos indefinidos. Los indefinidos son caros de despedir. Hay que buscarles aprovechamiento para que resulten rentables. ¿Cuándo seremos amortizables? Es nuestra espada de Damocles.
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