En este caso, la memoria de una ciudad, que es la memoria de quienes la habitaron. Esta tarde hemos recorrido, guiados por Alba Toscano, de la Javurá de Valencia, lo que fue la Valencia romana y especialmente, la antigua judería, de la que no queda absolutamente nada. Nada (tampoco es que quede mucho de la ciudad musulmana, restos de muralla y poco más... ) Ni siquiera los cuerpos que pudieron recuperarse de los que fueron sus cementerios. Al menos eso. Excavar -básicamente, para hacer aparcamientos subterráneos-, en el centro de Valencia, como en el centro de cualquier ciudad con algunos años de vida, significa encontrar restos, muchos restos. Pues nada. Roma sí, judíos no. Musulmanes, tampoco. Memoria selectiva. ¿Y quién decide? La historia es un proceso continuo, y en absoluto unívoco. Reducirnos a esquemas es odioso. No me gusta verme en un cuadro sinóptico. Quiero verme en toda la diversidad y complejidad de circunstancias, acontecimientos, creencias enfrentadas o no, que han conformado lo que soy.
Mucho que hacer.
Mucho que hacer.
Sus odio mucho :P
ResponderEliminarme ha gustado mucho esta entrada, y no nos odies Blue, nu tienes razón... ;-)
ResponderEliminarSi te interesa algo de la Judería, hablamos en este libro http://www.fernandosanzruiz.es/
ResponderEliminarGracias Luis, hace unos días me hice con él, y no te creas que ha sido fácil :)
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