domingo, marzo 01, 2009

Love is noise and pain

Redactando la nota sobre Carmelina Sanchez-Cutillas, me acordé de algo que escribí para mi "Baladre" (de momento otra vez cerrado, Horacio calla, está seco). Fueron tres entradas, que resumo en una (la citas son de Hamlet, claro):

¿No es estupendo cuando todo cuadra? Cuando en tu mente se enciende una bombillita como en los dibujos de los 30 y las cosas se relacionan y enlazan unas con otras con naturalidad, apaciblemente?
Para la forma en que funciona mi cerebro, lo es.

Ofelia, niña obediente, quizás desconcertada, deglute sus preguntas, y devuelve sumisa, a su príncipe, los regalos que éste ¿con amor? le había entregado. Su príncipe desesperado, trastornado, triste, enfermo de asco, loco de ira. Esta Ofelia, cada vez más extraña y extrañada, y que a pesar de todo acabará en sagrado, tras cantar, cantar, cantar su duelo junto a las virtudes de las flores ya ajadas en sus manos. La bella Ofelia que, en su estupor, sí encontró el camino que en la reflexión de la locura su príncipe no vio. Ella sí pasó del parecer al ser, y así yace ahora para ser enterrada.

¿Y qué quieres hacer por ella?- clama entonces el príncipe airado, atascado todavía y siempre-¿luchar? ¿quieres ayunar ¿quieres desgarrarte? ¿deseas tragar vinagre o engullir un cocodrilo? Dice así, engullir un cocodrilo. ¿Y por qué un cocodrilo? ¿Por qué un cocodrilo?

No lo entiendo. Así que continuemos con otras crueldades. Sin citas. O quizás sí. Para poder seguir el hilo, urdir la trama, deducir el patrón y terminar su encaje. Aún cuando aquel otro adolescente, un muchacho delgaducho, sin culo y pelo a lo Dylan del 63 sólo fuera cruel por mimo y soberbia que no por ira o asco. Era el centro de la pandilla que el profesor de historia dio en llamar la "élite". Y sólo se incluía en ella a una chica. Y ésta era una chica enamorada. Como no, del duendecillo sin culo y ojos de caramelo. Que no la mandó a un convento, no. En Hamlet eso fue rabieta o caridad. No. Nuestro muchacho hizo algo infantil e infinitamente más ruin e innecesario. Una bajeza. Como quién golpea a alguien que tiene la manos atadas.
Poder y voracidad. La burda burla del matón jefe de la manada. "La élite"

"He aquí romero, que sirve para el recuerdo. Acuérdate, amor mío. Y aquí trinitarias que son para los pensamientos"



Ambos tenían el mismo suéter a rayas marineras. Exactamente el mismo. ¿Y quién fue primero, el sr. Huevo, o la Gallina? ¡Qué más da! Ya lo sabes, la culpa es siempre de la gallina. Lo extraordinario es que nunca antes hubieran coincidido, nunca hasta aquella mañana. Primero fueron las risitas, y ese -"lleva lo mismo que tu, tío"-, pero no más verbo, no hubo verbo. Sólo representación. Un auto sacramental.
A ella la sacaron a la pizarra para-ya-no-recuerdo-qué. El duendecillo, que hasta entonces se había limitado a exhibir su preciosa sonrisa de kouros, la miró, y simplemente, pero con ostentación, se quitó el jersey. Así, tan fácil. Y la mesnada rugió en carcajadas tras él. Ella se detuvo un segundo de siglos. Reconocí en su rostro enrojecido la humillación, y el dolor en sus ojos de cristal ¿Acaso no había yo sufrido alguna vez un rechazo semejante? ¿Por qué lo odié más a él que al otro? El amor es ruido y sufrimiento. Sólo que ella no lloró. Algo más tarde, sí ahogamos cicatrices en absenta.

"Aquí, ruda para vos y para mí; nosotras podemos llamarla hierba de la gracia los domingos."


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