Prácticos -en el mismo sentido que yo XD- los romanos. Solían realizar figuras en serie, idealizadas: senadores, sacerdotes, generales, dioses, etc.., y luego les colocaban las cabezas, que cambiaban según el momento y el tipo que pagara el encargo. Y esas cabezas eran realistas, auténticos retratos, llenos de vida y carácter. La personalidad de los sujetos que nos miran a través del hoy ciego mármol está intacta pese a sus rostros chatos por el paso del tiempo.
Y por las caídas hacia el frente que rompen su nariz. Excelente visita aprendiendo de vuestra sapiencia...
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