Acabo de terminar "Los Hombres de la Guadaña", la última novela de John Connolly con el Detective Charlie Parker como protagonista. Aunque en ésta su papel es secundario frente al de sus amigos y cómplices Louis y Ángel. Una trama presente que nace de ¿pasados? horrores -el racismo institucionalizado-. Pero lo que más me ha interesado es su capacidad para crear en un contexto en que lo no habitual e incluso lo sobrenatural aparecen muy a menudo, personajes enteros, de carne y hueso, reconocibles en el vecino de al lado, personajes que dan verosimilitud y fuerza a la historia. Es el caso del mecánico y veterano de Vietnam Willie Brew. Propietario de un Taller en un lugar de Queens, que un mal momento tuvo que pactar con un "ángel caído" -en forma un Louis salvador blanqueando dinero y buscando redención- a sabiendas de que algún día pagaría el precio. Sin perder nunca su decencia esencial. Willie Brew, lo más valioso entre lo valioso de esta buena historia. Una historia de chicos, solo chicos, ya sabéis, a lo "Los Cañones de Navarone" o "La gran Evasión". No hablo de machismo, sino de punto de vista.
Willie Brew, ojalá estés en el cielo media hora ante que el diablo sepa que has muerto!
Willie Brew, ojalá estés en el cielo media hora ante que el diablo sepa que has muerto!
Suena a buen libro tendre que leermelo¡¡¡¡
ResponderEliminartienes un blog genial...
Pasate por mi blog a escuchar mi programa de radio te estare agradecido:
republica libertaria de las tortugas