Me permito hoy una cita del emperador romano Marco Aurelio, en traducción de Bartolomé Segura Ramos (Alianza Editorial, 2003):
"En el pensamiento de un hombre disciplinado y purificado a fondo no podrías encontrar nada purulento, ni supurando, ni manchado bajo la costra.(...) Todavía, nada servil hay en él, ni afectado, ni dependiente, ni escindido, ni sometido a rendición de cuentas, ni escondido en su agujero"
Cuando él lo escribió, en el s.II d.C., la ausencia de principios morales no era, por supuesto, una novedad y desde luego, no lo es ahora.
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