"Todas y cada una de las personas que han habitado, habitan o habitarán este planeta tienen su propia canción. No es una canción escrita por otra persona. Es una canción con su propia melodía y su propia letra. Son pocos los que llegan a cantar su propia canción. La mayoría tememos que nuestra voz no le haga justicia, o que nuestras palabras sean demasiado tontas, o demasiado honestas, o demasiado raras. Así que la gente acaba viviendo las canciones de los demás en lugar de cantar la suya propia."(192)
Esta cita de los Hijos de Anansi resume un tanto el espíritu de la novela que es un canto -y nunca mejor dicho- a la palabra, al amor, a las historias y a la necesidad perentoria de ser fieles a nosotros mismos para ser felices. Así de difícil. Gaiman en estado puro. Además de estar llena de imágenes poderosas llenas de magia y simbolismo como esta de la Mujer Pájaro:
"...una figura delgada con una gabardina marrón y andrajosa. (...) Sabía que, si hubier podido acercarse un poco más, habría visto el rostro tallado en obsidiana, una cabello negro como ala de cuervo y unos ojos que conducían directamente a la locura." (211)
Ojalá -y a pesar de las apariencias-, continúe siendo Anansi -tan listo, tan seductor, tan sin miedo- el dueño de los cuentos y que nunca el Tigre vuelva a imperar en el subconsciente colectivo de la Humanidad, aunque aceche siempre.
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