Cuando el estado matón de Israel emprendió su enésimo ataque contra Gaza, volví a las "Crónicas de Jesuralén" del canadiense Guy Delisle. A pesar de la ecuanimidad del autor, su serenidad e inteligencia, lo he leído en tres tandas de varios días porque muchas veces tenía que pararme a llorar. ¡Cómo si eso sirviera de algo!¡no me sirve ni a mí!. Pilar Defensivo y la tregua subsiguiente coincidieron con mi lectura de la crónica de Delisle de la Operación Plomo Fundido tal y como la vivió él y su pareja, ésta miembro de Médicos sin Fronteras con misión en la propia Gaza. Este "nuevo alto el fuego" es más de lo mismo. Al menos, Israel no ha conseguido impedir que Palestina sea reconocida como Estado Observador en la O.N.U, consideración que ya tenía, p.e, la Orden de Malta. Y eso a día de hoy desde 1948, por poner la fecha más significativa al inicio de esta terrible desdicha. Este reconocimiento es un punto a favor del futuro de Palestina como estado libre, pero, en realidad, mientras no se impidan nuevos asentamientos en Cisjordania (las condiciones de la tregua Israel se las pasa por donde todos sabemos) y se desmantelen los ya existentes que de derecho son todos de entrada ilegales, e Israel reconozca a los palestinos su existencia como pueblo, ésto no acabará. Como Noam Chomsky nos recuerda en "Gaza en Crisis", ya lo dijo Moshe Dayan: “los palestinos deben vivir como perros y quienes tengan aspiraciones, irse”. Y esa es la filosofía que guía al estado de Israel.
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