Ha valido la pena esperar (¡doce capítulos, malditos matafans!), pero este episodio con todos sus agujeros argumentales (¡y a quién le importa!) ha sido tan intenso en su concentrado argumental y de sentimientos que una no puede más que aplaudir la maestría de esos mismos matafans que han sabido mantener el tempus narrativo tan magistralmente que a penas me he podido despegar de la pantalla. Espíritu original de la serie, trama argumental general de la temporada y dilemas personales de los protagonistas con reapariciones tan deseadas en una cápsula de 45 minutos. Extraordinario.
Y las referencias y autorreferencias habituales. También. Y mucho. El renacido elige como nombre "Emmanuel" que significa "Dios entre nosotros". Cachondeos aparte, en cierto modo es una buenísima metáfora sobre la posibilidad de redención. Para todos, incluso para un ángel. Arregla lo que has roto y paga.
P.S.- Ruegos y preguntas. ¿Sería posible dejar de referirse y usar a Castiel como si sólo fuera una fenomenal arma de destrucción masiva?. Meg, querida, adoro tu sentido del humor, pero ya huele. Dean ( y Sam) nos da una lección de generosidad a todos. No se cómo seguirá la cosa, pero hoy le (les) he querido mucho mucho.
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