Es un trastorno profundo del desarrollo cerebral caracterizado por deficiencias en la interacción social y coordinación motora, y por los inusuales y restrictivos patrones de interés y conducta.
Este comportamiento fue observado y descrito por Hans Asperger, un médico austriaco, cuyo trabajo solo fue traducido al resto del mundo en los años ochenta.
y es el trastorno que padece Francisco Hernández de 13 años. Hace once días tuvo un problema en clase, no quería volver a casa y se refugió en el metro, posiblemente porque se le hacía un mundo simplemente tener que explicarse, ya que a los afectados por Asperger les resulta muy difícil y terriblemente desconcertante relacionarse con otros. Cuando su madre denunció la desaparición, no vio demasiado interés en la policía por iniciar la búsqueda -porque eran hispanos, porque demasiados niños se fugan, porque no hay personal suficiente, porque era un niño con un transtorno mental...-, asique tomó sus propias medidas. Obviamente, límitadas. Pero fueron las que al final dieron resultado tras más de una semana. Colgó carteles, carteles que iban dirigidos directamente a él. “Franky vuelve a casa. Soy tu madre, por favor vuelve, te quiero, mi pequeño”.
El niño nunca salió del metro. Estuvo allí once días. No pidió ayuda. Pero tampoco nadie se la ofreció. Nadie le vio. ¡A un niño solo durmiento en un vagón del metro!. Once días vagando entre estaciones. ¿Para qué tanta cámara y tanto control? ¿Para nuestra seguridad? Bah! Cuando finalmente un policía le reconoció gracias al cartel que colgó su madre, Frankie asintió a sus preguntas y se fue con él. Simplemente. No miente ni manipula. Y es curioso que una persona que padece de hecho un trastorno que le impide comunicarse adecuamente con los demás resumió sin cinismo ni reproche lo que le había ocurrido: "a nadie le preocupan los demás"
El niño nunca salió del metro. Estuvo allí once días. No pidió ayuda. Pero tampoco nadie se la ofreció. Nadie le vio. ¡A un niño solo durmiento en un vagón del metro!. Once días vagando entre estaciones. ¿Para qué tanta cámara y tanto control? ¿Para nuestra seguridad? Bah! Cuando finalmente un policía le reconoció gracias al cartel que colgó su madre, Frankie asintió a sus preguntas y se fue con él. Simplemente. No miente ni manipula. Y es curioso que una persona que padece de hecho un trastorno que le impide comunicarse adecuamente con los demás resumió sin cinismo ni reproche lo que le había ocurrido: "a nadie le preocupan los demás"
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