miércoles, abril 01, 2020

Estado de Alarma COVID: Día 18


Hoy ha sido mi primera jornada de Teletrabajo. He empezado muy
nerviosa, y el día ha sido pesado, por la novedad, la lentitud de la red y porque todos estamos como fuera de sitio. En casa, y estresados, en casa y extrañados. El trabajo me recuerda continuamente el desastre económico que nos espera cuando esto pase. Son muchas clases de miedo, y mi viejo yo acecha sin descanso. Pero también, en casa y refugiados: después de mis ocho horas, he ido a comprar al supermercado, a la farmacia y sacar dinero del banco. Tres de una tacada, casi sola. Frente a la farmacia, el parque el infantil cerrado y rodeado de cinta policial. Y dentro, han instalado mamparas en los mostradores. Casi todo el mundo con el que me he cruzado, iba más o menos protegido con mascarillas caseras, o no, e incluso guantes. Yo no. Mantengo la distancia de seguridad casi de forma instintiva, eso sí, como todos los demás. Y ha sido al llegar a casa cuando el estrés y la extrañeza se han convertido en el alivio del refugio.


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