La inquilina de Wildfell Hall by Anne BrontëMy rating: 4 of 5 stars
En los 200 años del nacimiento de Anne Brontë por fin me he decido a disfrutar una mis lecturas pendientes. Siempre sentí curiosidad por la menor de las hermanas, y debo decir que no me ha defraudado, porque se trata de hablar de talento, de talento compartido y no de compararlos. La novela tiene forma epistolar lo que de da agilidad y veracidad. Veracidad que reside en la primera persona. La autora tiene la audacia de añadir el diario de la protagonista a la correspondencia, con los que es una primera persona a dos voces. Sin embargo, confieso que la parte narrada por la protagonista se me ha hecho mucho más amena, quizás porque no he llegado a simpatizar del todo con Gilbert Markham. Otra audacia, pero no narrativa, es el propio tema de la novela. Una mujer que toma las riendas de su vida en una época y clase social donde una situación así sería muy difícil de sostener. De hecho, la propia autora se queja en el prólogo de las críticas a la crudeza con que refleja las acciones censurables que retrata. Y deja claro que la obra tiene un propósito, si no directamente religioso, si moral, como denunciar en su narración de aquello que narra: el egoísmo intrínseco de un grupo social indolente y el desprecio más absoluto a la dignidad de la mujer como igual.
He leído que Anne Brontë pudo inspirarse en el cuadro "Sin nombre y sin amigos" de Emily Mary Osborn. Y quizás sea así. Pero la sufriente viuda de este retrato poco tiene que ver con la íntegra, reflexiva y valiente Helen Grahan, y su aparente severidad, impresión esta última a la que se opone su creencia en la eterna misericordia de Dios. Sus ideas sobre la caridad y el perdón son bastante originales en su contexto histórico, que si bien consiente el pecado si no se hace público, condena la sospecha de pecado o al pecador declarado a un ostracismo muy poco cristiano.
 |
| "Sin fama ni amistades" de Emily Mary Osborn |
View all my reviews
No hay comentarios:
Publicar un comentario